viernes, 19 de marzo de 2010

Cruda Realidad

Todos me quieren Mª Jesús, a excepción de los vividores que se me han instalado una residencia ilegal de ancianos terminales encima de mi vivienda, de mi cabeza, dentro de mi cerebro. Un centro hospitalario sin licencia con camas plegables, enfermos que se mueren, plásticos de orines colgados encima de mi tendedero comida que me tiran por la ventana, colillas de cigarro, golpes por todas las habitaciones del personal de trabajo, sillas de ruedas que se mueven por el entresuelo como si fueran truenos. Un enfermo de parkinson que camina a descompás por todo el espacio posible, que el pobrecito no puede parar de moverse y resuena en mi cerebro constantemente, los que caminan con andadores, los que se mueren de madrugada, una lavadora secadora que funciona a todas horas , las poleas de los tendederos que chirrían, llantos de ancianas en el silencio de la noche, no sé si se ha puesto alguien enfermo, se ha caído de la cama, se ha muerto o se ha cagado.
Remordimientos de conciencia, llanto por los ancianos, miedo a la vejez y a la muerte. No queda un rincón de mi casa donde encontrar reposo.
No puedo pensar, ni en lo bueno ni en lo malo, sino solo sentir todo esto.
No puedo dormir, no puedo escribir y estoy al borde de la locura porque si no puedo dormir ni tampoco soñar, un ser humano puede perder la razón. Y siento que la pierdo.
Claro que he denunciado al ayuntamiento y vino una inspección, tengo la carta que les enviaron, y hay que reconocer que fueron eficientes, pero de ahí no se mueve nadie. Los funcionarios deben de estar viviendo sus vidas y no se acordaron de cumplir lo que les prometieron que harían si no paraban la actividad en veinticuatro horas. El negocio que viene detrás del ladrillo son las residencias de ancianos. Un negocio redondo que mueve muchísimo dinero. Acabo de leer en una entrevista al autor de la Camorra, que España es el paraíso de las mafias.
Y esta sensación de impotencia, desprotección y abandono.
Por eso no puedo publicar, ni escribir, tengo el libro casi a punto para llevar a la imprenta. Y no estoy por lo que estoy.
Y estoy tan desesperada, que creo que voy a publicar este mensaje que te escribo a ver si así, puedo exorcizar a los demonios.
Necesito romper algo.

sábado, 6 de marzo de 2010

DOLOR



Y me rasgaron los vestidos
rompieron las telas de quien soy
mil hilos cruzándose
gemían.

Y chorreaban
sangrando gota a gota
cuando clavó
sus largas uñas
el vampiro
deshaciendo trozo a trozo,
trapo
a
trapo,
mi vestido.

Mis vestidos colgados en las salas de mi memoria
mis blancos vestidos
otros eran negros
los otros
amarillos......

Los vampiros se acercan a rasgarme la piel con que me visto
que llora en guiñapos sangrantes
dejando al descubierto
mis heridas.

Y vienen otra vez
y otra
y otra
volviendo a desgarrar mi carne nueva
volviendo a desgarrar herida sobre herida
y mis telas colgadas adentro de un pentágono de gloria
gritan en aullidos de lobas que ladran a la noche
mientras se desgarran,
se rompen,
se hacen trizas
vuelven a desgarrarse.

DOLOR

Dolor de mi existencia
dolor
de
mi vivir
y
de mi muerte
Dolor que me chorrea por dentro.



Fotografía: La Piedad.
Fernando Bayona