jueves, 4 de octubre de 2012

Compás de espera




Un silencio imposible se formó por toda la cordillera de los Alpes, 
bajó a los Pirineos 
a los aledaños de Sierra Mágina 
y llegó hasta el Ecuador para convertirse en extraordinarias lenguas de fuego.

Y no hubo cuerpo ni alma que se quedara intacto, ni pudiera pensar nunca  tamaño desvarío.
Porque abrasó los cortijos andaluces, las yerbas del camino y tu mirada.
Y ya no encuentro ojos, ni murallas, ni cielo donde posar la mía.

-Qué me estás diciendo Amor. Qué es lo que hablas. Qué ponzoña de espanto es la que explicas.
-He perdido los zarcillos, mi anillo de casada y casi mi inocencia.
-Ponle puertas al mar.
-No se puede cerrar el mar.

Un silencio imposible se formó por toda la cordillera de los Alpes, 
bajó a los Pirineos, 
y hasta los aledaños de Sierra Mágina. 
Llegó hasta el Ecuador y luego
al mar.

-Ponle puertas al campo y deja que canten las olas mientras cubren tu soledad herida
y apagan el fuego que te abrasa.
-Deja mi soledad en paz.
El mar me espera.


Mientras tanto, los vientos braman despavoridos a su libre albedrío.
Y el Silencio sigue silbando entre las peñas por los siglos de los siglos.

Fotografía de Antonio Lopez Vega